Una boda en 1830

Att. a José Gutiérrez de la Vega (c. 1830)
Museo Nacional del Romanticismo, Madrid

Aunque siempre se presenta a la Reina Victoria como la impulsora del color blanco en los vestidos de novia en esta pintura podemos advertir que sí, que puede ser la impulsora, pero no la inventora. Una década antes ya las novias casaban de blanco, un color luminoso y puro que destaca la belleza de las jóvenes. Un hermoso aderezo compuesto por pendientes, collar y broche en el que triunfan las perlas complementa el atuendo de la novia. El pintor representa una escena íntima, no una boda multitudinaria, esencia del ideal burgués  en el que la familia comienza a ser un núcleo cada vez más reducido.

Una boda en 1830, detalle

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