La Duquesa de Alba de Tormes

Francisco de Goya (1795)
Palacio de Liria, Fundación Casa de Alba


La más famosa Duquesa de Alba de todos los tiempos, retratada por Francisco de Goya, vivió entre los años 1762 y 1802, y no es ascendiente directo de la Duquesa de Alba recientemente fallecida, ya que María del Pilar Teresa Cayetana de Silva Álvarez de Toledo y Silva-Bazán, XIII duquesa de Alba de Tormes por derecho propio, murió sin descendencia, aunque en los últimos años de su vida adoptó a una niña a la que llamó María de la Luz. Heredó todos sus títulos de nobleza con ocho años, cuando murió su padre.

Su matrimonio, con el fin de preservar los dos ducados españoles más poderosos, el de Alba de Tormes y el de Medina Sidonia, se celebró cuando tenía doce años de edad con su primo, José Álvarez de Toledo y Gonzaga, XI Marqués de Villafranca del Bierzo y XV Duque de Medina Sidonia. El matrimonio vivió en constante competencia con el de los Duques de Osuna, también retratados por Francisco de Goya.
Su vida discurrió entre sus dos palacios más importantes de Madrid, el Palacio de la Moncloa y el de Buenavista, cerca de Cibeles, alternando con el Palacio de Piedrahita.

A los catorce años se convirtió en la XIII Duquesa de Alba tras la muerte de su abuelo, asumiendo la jefatura de la Casa, y veinte años después enviudó de su marido sin haber tenido hijos. Tras su fallecimiento, los títulos de su marido recayeron en el hermano de éste, Francisco de Borja Álvarez de Toledo y Gonzaga, mientras que la mayoría de los de Cayetana pasaron a manos de su pariente, Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva o Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Fernández de Híjar-Silva (1794-1835), VII duque de Berwick y VII duque de Liria y Jérica.

Fue mecenas de Francisco de Goya y se le atribuye un romance con el pintor aunque es algo que no está probado. En su biografía conocida se mezclan realidad y leyenda, sosteniéndose que salía disfrazada de maja en aventuras nocturnas en las que no faltan amores con toreros, caprichos, ostentaciones y derroches. Rivalizó con la misma reina de España, María Luisa de Parma, intentando siempre destacar sobre ella se cuenta que incluso, una vez, accedió al diseño secreto de un vestido pensado para María Luisa y vistió con él a sus criadas para ponerla en ridículo.

Murió a los cuarenta años, víctima de una fiebre, en el Palacio de Buenavista. Su testamento instituía como herederos universales de sus bienes libres a su hermanastro y primo, Carlos Pignatelli de Aragón y Gonzaga, a su hija adoptada, María de la Luz, al hijo del pintor Goya, Javier de Goya y Bayeu y a buena parte de sus criados y sirvientes. Los bienes y títulos que conformaban la Casa de Alba recayeron en la Casa de Liria y Jérica, aunque con alguna excepción.

En 1842 se exhumó su cuerpo para trasladar sus restos al Cementerio de San Isidro y se observó que estaba parcialmente mutilado: sus piernas habían sido serradas y le faltaba un pie, con la finalidad de colocarla correctamente en el ataúd ya que su altura lo impedía. Se exhumó su cadáver por segunda vez en 1945 y se le practicó una autopsia, determinando que su fallecimiento se debió a una meningoencefalitis de origen tuberculoso. Se descartó así un presunto envenenamiento por parte de Manuel Godoy siguiendo instrucciones de la reina María Luisa de Parma.

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