El Ponte Vecchio. Florencia

William Holman Hunt (1867)


Me maravillan las pinturas nocturnas, las que representan arquitecturas, y los puentes. Me encanta la pintura prerrafaelita y las obras más desconocidas, aquellas que no estoy aburrida de ver en los libros de Arte. Pues ésta lo tiene todo, y como protagonista el puente florentino más famoso. Los dorados, la iluminación, las fachadas vecinas apenas tratadas, el reflejo en el Arno, el cielo negro que enmarca el puente. 

Durante la Segunda Guerra Mundial no fue destruido, como otros, salvándose de la barbarie. No ha perdido su encanto a pesar de los turistas que lo invaden diariamente, de los clicks fotográficos y los flashes, a pesar de la frivolidad de los escaparates de las joyerías que se acumulan sobre él. Desde que existe su presencia deja recuerdo en mentes y retinas.

El Ponte Vecchio sigue teniendo 'algo', ese 'algo' que no sabes qué es y que da vida a lo inanimado.

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